-He dicho
que no me voy a ir.
-Vale, tenía
que intentarlo por última vez.
-No se me ha
perdido nada allí.
-Yo.
-Aún estás
aquí. No te vayas.
-Tengo que
irme.
-No, no
tienes por qué hacerlo. Tu vida está aquí. Yo estoy aquí.
-Tu vida es
la que está aquí. No la mía. Me voy.
-¡Por qué
tienes que ser tan cabezota!
-Tan solo soy
coherente con lo que siento y pienso.
-¡Venga ya!
No soporto cuando te pones así.
Silencio.
-No lo
entiendes… No quiero que te vayas. O mejor dicho, no quiero estar sin ti.
-Pues ven
conmigo. Es tan fácil como eso.
-¿De verdad
tú lo ves fácil? Siempre admiraré esa capacidad tuya.
-Es tan
fácil como tú quieras que lo sea.
-No, no lo
es. Olvídate ya de esa tontería por favor.
-Estoy
cansada de discutir este tema. Ya he tomado una decisión. Me voy.
-No.
-¿Qué? ¿Cómo que no? ¿Acaso me lo vas a impedir?
-Haré lo que tenga que hacer pero no pienso dejar que te vayas de mi
lado. Me ha costado años encontrarte y ahora que por fin estás aquí, dices que
te vas. ¡Pues no! ¡Claro que no!
-Yo tampoco quiero separarme de ti, pero de quien sí que no puedo
separarme es de mí misma ni de mis sueños.
-Pero vamos a ver… Se puede saber qué vas a hacer allí, de qué vas a
vivir, a qué te vas a dedicar. ¿Realmente crees que la vida es tan fácil como
coger una maleta y cruzarte el mundo en busca de aventuras? ¡Eso solo pasa en
las películas joder! Necesitas dinero, necesitas trabajo y necesitas valor para
dejar aquí a las personas que quieres.
-¿Sabes qué? La vida no se aleja tanto de las películas. Y no, no sé
de qué voy a vivir ni a qué me voy a dedicar. Pero lo que sí tengo claro es que
no necesito a mi lado a nadie que ponga límites a mis sueños, que de eso ya se
encarga la vida misma.
-No puedo creerlo…
-Hasta siempre.
Y justo en aquel momento algo se quebró. En aquella puerta de
embarque. Mientras el mundo continuaba entorno a ellos con su habitual y
frenético ritmo.
-No puedo vivir sin ti. No quiero vivir sin ti…
-Lo siento, de verdad. Pero me voy.
-No.
-¿No?
-No, no te vas. Nos vamos.