17 de diciembre de 2013

Lloro al amor


El amor, el amor, creo en el amor por encima de todo, el amor es como el oxígeno, el amor es esplendoroso, el amor nos eleva a nuestra esencia. Todo lo que necesitas es amor... Una vida sin amor no es vida.”


Así empieza el mayor canto al amor que jamás he podido oír. Un canto bohemio que inspira mi forma de sobrevivir a esta macabra aventura a la que llamamos vida. Y es que no habrá nada que me haga mirar a través de otro ojos que no sean los del amor. Y es precisamente, en estos momentos de intenso dolor, cuando más creo en ello pues ¿acaso hay algo más característico del amor que el puro sufrimiento? Ese dolor tan fríamente afilado que quema cada rincón de tu alma. Un dolor que golpea una y otra vez, sin darte un respiro, con tal fuerza que a veces incluso dudas que seas capaz de volverte a levantar. Te remueve las entrañas. Las piernas te flaquean. Oprime tu pecho hasta dejarte sin aliento. Qué tortura tan dulce cuando es la marca de tus besos aún en mi cuerpo la que abrasa mi piel. Tu olor todavía impregnado en mi ropa se adhiere a mi en un intento de sobrevivir al olvido. Pero qué olvido si con cerrar los ojos te tengo frente a mí, en una cruel fantasía que me recuerda cuánto te quise, cuánto te quiero. Este dolor no es nuevo en mí, pero sí la herida que se abre en este corazón magullado anhelante de amor. Una cicatriz imborrable dibujada en mi alma con un reguero de besos y caricias. Hay marcas que jamás desaparecen, como mi amor por ti, incrustándose en las profundidades más intrínsecas de mi ser, allá dónde el placer muere aplastado por el dolor. Es precisamente ese dolor el que jamás permitirá que deje de creer que no hay nada más maravilloso en este mundo que AMAR a alguien. Y es que si renuncias al amor, estarás renunciando a la vida.

Ama hasta que te duela, porque si no duele no es amor...



Si hay algo de lo que sé, es del amor, quizá porque lo anhelo intensamente con cada fibra de mi ser”.

16 de diciembre de 2013


A mi amor,


Al final no fui capaz de hacerte entender el sentido de la vida. Puede que fracasara en el intento pero si hay algo que verdaderamente conseguí es amarte, amarte en el sentido más puro de la palabra. Espero haberte transmitido algo de este espíritu joven, soñador y loco que me acompaña. Sigo pensando que no has aparecido en mi vida por casualidad y puede que por eso cada momento a tu lado haya sido un regalo. Así que no me pidas que renuncie a aquello en lo que creo, aquello por lo que siento.
Siempre voy a llevarte conmigo, por muy lejos que vaya, echaré de menos cada centímetro de ti. Créeme que si pudiera hacer algo por mantenerte junto a mi ya lo habría hecho, pero tú eres el único que puede ponerle otro final a esta historia. Ahora solo espero que no sea verdad eso de que vas a renunciar al amor y a la felicidad, porque jamás te lo podría perdonar. Date tiempo para pensar, sobre todo para sentir, y para reordenar tu cabecita. Porque si algo está claro es que nada volverá a ser como antes.
Me parte de dolor que no existan palabras para pedirte que me quieras incondicionalmente como yo te quiero a ti. Aún así nunca nunca nunca voy a olvidarte, eres de las personas más importantes que han aparecido en mi vida. Y por eso y lo mucho confío en ti, siempre tendré la esperanza de vivir una maravillosa vida a tu lado, tu y yo.
Te lo he dicho mil veces y nunca me cansaré de repetírtelo, no te condenes a ser infeliz.

Te quiero con locura, te quiero como nunca seré capaz de volver a querer a nadie. No me olvides nunca por favor...



Siempre tuya.