28 de enero de 2013


Cómo amarte sin que me duela. Cómo hacerlo cuando tus afilados labios me hieren con cada beso, cuando tus dedos dejan una marca en mi piel con cada caricia. Si el más leve de los susurros me envuelve en una agonía interminable a la que me he vuelto adicta. Nunca pensé que doliera así el amor, pero dulce puñalada si es el calor de tu cuerpo el que me atraviesa. Pues no hay mejor tortura que tu latido golpeando mis costillas. No hay cicatriz más imborrable que la huella de tus besos, todavía húmeda, extendiéndose por cada rincón de este cuerpo dolorido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario