Ya basta de soñar, hoy no
estás aquí.
1 de mayo de 2012
La desesperación se
agolpaba en mis movimientos al buscarte entre las sábanas. No te encontré. Una
mañana vacía sin el calor de tu cuerpo dormido, sin tus besos al despertar.
Rodar por la cama esperando a ser atrapada por tus brazos. Aun podía sentir el
recorrido húmedo de tus besos por mi espalda, la caricia de tus labios en mi
cuello. Apartarme el pelo de la cara para clavar tus ojos llenos de luz en ella.
Qué tonta, son solo los rayos del sol intentando despertarme. Aun no. Tus manos
aferrándose a mis caderas, mis piernas rodeando tu cintura. Nuestras bocas
encontrándose desesperadamente. Un encuentro al despertar que nos deja exhaustos,
hambrientos. Hambre de tu cuerpo, de tu piel, eso es lo que tengo. Ganas de
devorarte, morderte, saborearte. Ganas de ti. Una invitación que aceptas
adentrándote en mí, con sutileza. Pero qué sutileza si ya está todo mi cuerpo
temblando, si ya sube por mis piernas ese cosquilleo, si tu boca recorre mis
pechos. No puedo aguantarlo más, me agarro a tus hombros con fuerza…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario