16 de septiembre de 2013

Confesiones de cama


Entre sábanas las palabras corren en dirección contraria a la razón. La penumbra las envuelve dándoles un toque cálido, mágico. Simples ensoñaciones o el núcleo más puro de nuestros pensamientos. Esos momentos en los que desnudamos no solo nuestros cuerpos sino nuestras almas, dando los más íntimo de nuestro ser. La realidad se queda en la mesilla y las fantasías inundan la cama, te envuelven, te golpean, te atrapan. Durante minutos, horas, el mundo queda en nuestras manos, todo es posible aun sabiendo que probablemente nada cambie.
En la cama se toman las decisiones más importantes de una vida, a veces en compañía y a veces solo. Es por eso ridículo pensar que las confesiones que allí tienen lugar son simples divagaciones de una mente ahogada en la más profunda rutina. Todo lo que decimos en la cama, todo lo que nos dijimos aquella noche, es tan real como nuestra intención de que así sea.

Es por esto que si alguien te confiesa las ganas de compartir una vida contigo, duda, reflexiona y decide. Pero si te lo ha dicho entre sábanas y en penumbra, esa persona acaba de decirte mucho más de lo que nunca podrás llegar a entender.


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