10 de octubre de 2014

Incertidumbre


Las ganas de tomarla aumentaban exponencialmente con el paso de los días. Cuánto más la conocía, más cerca se sentía de ella. Siempre a un nivel mental, espiritual. Pero la deseaba, oh dios cómo la deseaba... Cuántas veces había fantaseado con su cuerpo, con su boca, con ella en su forma más lasciva. Aun así la respetaba demasiado como para traspasar ese muro, aparentemente infranqueable, que ella se había encargado de construir. Al menos físicamente, porque su mente no dejaba de torturarle con un constante y macabro juego en el que ella accedía a sus más profundos deseos: sus bocas devorándose con ansiedad, sus manos agarrándose con desesperación, sus cuerpos enredados, calientes, mojados, juntos. 

La tenía a todas horas en la mente, clavada, grabada. No había sido consciente del tiempo que llevaba buscando a alguien como ella hasta que apareció. Es por eso que se negaba a dejarla escapar, pero era demasiado pura como para retenerla. Jamás habría sido capaz de corromper aquella conexión que sólo tenía con ella, más allá del deseo, del sexo. Incluso a él le costaba entenderlo, y por ello nunca encontraba el valor de transmitírselo, temía que las palabras lo estropearan. Pero si sus mentes se entendían así, ¡cómo no lo harían sus cuerpos!

No sabía cuántos días más sería capaz de soportar aquella incertidumbre que tanto odiaba, pero tenía claro que ella (la ocasión) merecía, al menos, un poco más de su tiempo, un poco más de él.



Belleza


"Somos esclavos de lo que vemos. Somos esclavos de la belleza que se ve. La belleza que se toca, la que va de fuera hacia dentro. Pero la belleza de verdad, la que sobrevive a los años y la que realmente acaba cambiando las cosas, es justamente la que recorre el camino contrario. Lástima que esa sea siempre tan escasa."