4 de agosto de 2013

Nirvana


Salía de la consulta de mi psicólogo cuando al fin lo sentí. Aun me cuesta dibujarlo con palabras, aquel estremecimiento fue la mejor sensación que he tenido en mucho mucho tiempo. Fueron a penas unos segundos, puede que un par de minutos. Sencillamente la paz me inundó. De arriba a abajo, pude sentir como aquello me recorría, como llenaba cada rincón de mi ser de energía. Fue como levitar, me sentía ligera como una pluma y a la vez más fuerte que nunca.
Jamás había sentido tanta paz conmigo misma, me sentía bien, feliz. Feliz de tomar conciencia, al fin, de la infinidad de posibilidades que me ofrece el mundo. Quiero tomarlas todas, quiero vivir.

Tal vez solo se trate de la felicidad.